domingo, 5 de febrero de 2012

No quiero príncipes, quiero unos Manolo Blahnik

Hoy, en honor al nombre del blog, voy a hablaros de las diferentes versiones del cuento de la Cenicienta que se han escrito a lo largo de la historia.

Y es que no es oro todo lo que reluce, y aunque Disney consiga vendérnoslo todo tan bonito (Disney es como las madres, para las que todos los chicos jóvenes en edad casadera que quieren encasquetarte son “altos y guapos”), no todo es así.





La historia de Disney se asemeja a la contada por Perrault, en la que al final todos acaban contentos, las hermanas feas se casan con dos colegas del príncipe, bueno, lo que viene siendo apalabrado como los gitanos…

Pero según los Hermanos Grimm, en su colección de cuentos de hadas, hubo sangre en esta historia…

Al parecer, cuando el príncipe fue a casa de Cenicienta a ver de quién era el zapato y salieron las dos hermanastras, la primera se cortó los dedos para que le entrase el zapato, la otra, el talón. A todo esto, una rata voladora (ups, quería decir una paloma) era la que le iba diciendo al príncipe que buscase la sangre en los zapatos. El caso, que cuando dio con la dueña, se fue con ella para casarse y esas cosas “bonitas” y a las otras dos, unas palomas les picaron los ojos y se quedaron ciegas. Muy agradable, como veis.

Más sangre aún en la Cenicienta china, Yeh Shen.

Si la historia de los Hermanos Grimm era estremecedora, al loro con esta: fetichismo, poligamia, explotación, mutilaciones, canibalismo, lapidaciones,…

El padre chinito de Cenicienta estaba casado con varias mujeres. Una se murió y, es lo que tienen estas cosas, tenía otras de repuesto, asique la típica historia de la hija adoptiva a la que la madrastra la tiene puteada…

A esta Cenicienta le hacían llevar unos zapatos muy pequeños para torturarla mientras hacía las tareas del hogar (elemento fetichista para los orientales, los piececitos, que digo yo, que aquí no solemos tener ese fetiche, pero cuando ves unos zapatos en Zara que no queda tu número te plantas uno menos con la misma alegría que si tuvieses ese fetiche).

El caso, que la chica tenía un pez que hablaba con ella y le condecía todo lo que pedía (sí, parece ser que se me ha olvidado comentar que también había drogas en la historia), y la madrastra decidió matarlo y ponérselo para comer a la chiquilla (yo no sé si esto fue por fastidiar, o si es que en épocas de crisis todo vale).

En fin, que pasa todo esto, pasa lo de la fiesta, se pierde el zapato, el otro que viene a traerlo a casa, una de las hermanas que aquí también se mutila los dedos, etcétera etcétera. Y este final ya es de traca, aquí la madrastra y las hermanas malas son encerradas en una cueva y acaban muriendo por una lluvia de piedras. No se especifica si casual o intencionada, que ya me imagino yo a Cenicienta desde arriba un poco a lo Pepe, dando pataditas sin querer a las piedras para que vayan cayendo a la cueva.

En Italia, la Cenicienta es una caprichosa de mucho cuidado y, en vez de hacernos ver que para conseguir las cosas hay que ser buenas, es un poco más realista y consigue lo que quiera siendo una hija de… de madre muerta, claro, que por eso tiene madrastra.

En este caso, la Cenerentola le parte el cuello a la pobre señora (que estaba en trámites de llamar al programa “Hermano Mayor” o “SuperNanny”) y al final consigue lo que quiere.

De todos modos, resulta que la señora no era tan pobre señora, porque maltrataba a Cenicienta, lo que pasa que a esta se le hincharon las narices y decapita a la mujer con una tapa de un baúl.

Como cómplice, la nodriza. Una señora que le decía a Cenicienta: “tú mata a la mala pécora esta y, como tu padre te tiene muy mimada y va a hacer lo que le pidas, le dices luego que se case conmigo, que total, a mí ya me conoces y soy muy buena”.´ Error, ésta y las 6 hermanastras que trajo al mundo, resultaron ser aún peores.

Asique lo de siempre, explotación, extorsión, vámonos de fiesta, me pillo un pedo que pierdo el zapato y ni me entero, me viene un tío a buscar a casa para traérmelo y al final me caso con él y me hago reina.

La Cenicienta egipcia era un poco fresca, también más realista.

Rodophis, como se llama allí, era un pivón en la época y tenía a todos los egipcios locos (por ella, en este caso). De hecho, los amantes que tenía le costeaban el alquiler de la pirámide donde vivía.

Cuando era pequeña, la vendieron a unos señores, y las otras esclavas, como pasa en los pueblos con las guapas, estaban que rabiaban de envidia y le hacían la vida imposible. Como no tenía amigas, sus amigos eran los animalillos del bosque (esto aparece muy bonito en los cuentos, pero es una estampa cuanto menos inquietante, antecesora de lo que hoy viene siendo el bulling y el autismo…).

Aquí la Cenicienta no se fue de fiesta, porque no veo yo a las esclavas en el Antiguo Egipto yendo de sarao, asique, para que el cuento cuadrase, se inventaron que un halcón le robó la sandalia y fue a parar al palacio de un faraón y bueno, lo que ya os sabéis…

Más historias escabrosas (parezco TeleCirco) en la Cenicienta hindú. Hanchi, que así se llamaba ésta, tiene que huir de su casa porque el hermano se la quiere beneficiar.

La madre, también en cola para ser atendida por “Hermano Mayor”, le dice a Hanchi que se vaya de casa y que se ponga una careta de arcilla y así nadie sentirá deseo por ella nuca más. Las palabras de la madre para echar a la hija de casa no tienen precio: “eres tan guapa que no puedes vivir aquí y estar segura, vete, tápate la cara de por vida, y verás que feliz vives”. Cuánta mala leche acumulada, señora… Si el problemático es el hijo, haberle echado a él, y, para colmo, ya que la que abandona la casa es la hija, déjela que esté con quien quiera… También se puede interpretar como una metáfora de: "hija, usa protección" así a nivel de todos los hombres en general.

En fin, que se va con su mascarita a currar en casa del Rey y, un día que se estaba bañando sin la máscara (como cuando yo me quito las pulseras para ducharme) entró el hijo del Rey, vio lo guapa que era y lo típico, bodorrio al canto. Esta versión no tiene ni hermanastras ni zapatos, de hecho, no tiene ningún tipo de ropa cuando el principito se encuentra con la joven, pero bueno, por ahí consta como versión de la Cenicienta.

En Escocia, Rushen Coatie, como se llamaba la Cenicienta, pasaba más hambre que los perros de un ciego.

La madrastra y las hermanastras no le daban de comer (tontas de ellas, que no se daban cuenta de lo delgada y divina que iba a estar la muchacha para el verano). Entonces, la madre que estaba muerta, venía reencarnada en ternero rojo para darle de comer. La nueva novia del padre se entera y mata al ternero, que, al igual que con el pez de la china, no sé yo si era por necesidad o por hacer daño… Yo creo que lo segundo, porque claro, no le das de comer nunca a la pobre chica y hoy le pones un ternero para ella solita.

Sea como sea, ella piensa: “el muerto al hoyo y el vivo al bollo” y se come a la madre ahí en su punto y se queda con un hueso para seguir explotando los poderes de la muerta. Con el hueso, consigue toda la parafernalia para irse de festejos, pierde el zapato, príncipe que va a casa a buscar a la dueña, madrastra que le hace un apaño a la hija mayor cortándole los dedos y el talón,… resultado, Rushen Coatie se convierte en reina.

En Rusia también hay una Cenicienta: Vasilissa.

Aquí, por si los malos tratos de la madrastra no fueran pocos, le añaden una bruja caníbal que, expresión literal, “se comía a los hombres como si fuesen pollos”.

Las hermanastras, en un alarde de lucidez, decidieron mandar a la chica a la cabaña de la bruja esta para pedirle fuego (bueno, dice “algo con lo que alumbrar”, pero fijo que estaban fumando y querían un mechero) a ver si se la comía. Entonces llegó hasta allí, a una casa hecha con restos humanos, y para desgracia de la chica, no fue devorada (y digo desgracia porque para mí lo sería… me explico, yo, en los sueños, cuando me persiguen zombies o cuando me pasa algo malo, me dejo morir, porque así sé que se acaba el sueño y no gasto energías luchando para acabar muriendo igualmente, entonces si yo llego y veo ese percal y no me devoran, lo paso mal).

Lo que decía, no fue devorada porque la bruja se aburría y decidió plantearle unas pruebas por las que, si superaba, le daría el mechero, y en caso de no pasarles, se la comía. Como Cenicienta tenía una muñeca que le ayudaba en todo, consiguió salvarse y volvió a casa. Las otras 2 fliparon al ver que venía (no sé si de disgusto o de emoción porque les traía el fuego…).

Total, que con lo que venía alumbrando era con una calavera de fuego con la que acabaron quemándose la madre y las dos hijas malas. Vasilissa, por buena, se acabó casando con un zar.

Como veis, muchas versiones y mucha sangre… eso sí, con final bonito, eh! O eso se lo creen ellos, vamos, porque si bonito es acabar casado con un príncipe… Que eso también se consigue ahora estudiando periodismo y no hace falta ir perdiendo zapatos, y si no, que nos lo digan a Doña Letizia y a mí, las dos caras de la moneda en cuanto a periodismo y zapatos (y quien no se sepa mi historia, que se la lea aquí )

Pues eso, que ni te casas con un príncipe perdiendo el zapato, ni quiero.

Leyendo todas estas versiones te das cuenta de las patrañas que nos cuenta Disney, cómo disfrazan con princesitas y hadas situaciones de malos tratos por parte de madrastras, incestos, asesinatos, princesas que se drogan y se quedan a dormirla en casa de 7 enanitos desconocidos, niños de madera a los que les pone mentir, niños abandonados que se tienen que construir casas de paja para sobrevivir al temporal (que ahora, con la Ola Siberania… lo llevan claro), violaciones y asaltos a niñas que simplemente le van a llevar la compra a la abuela moribunda, gente con problemas psicológicos y mentalidad infantil que se niegan a crecer,…

No obstante, a pesar de este disfraz de la realidad, me consta que Disney se adapta a los nuevos tiempos y va modificando los diálogos de sus películas, mantienen la misma imagen, pero lo doblan de diferente manera. Supongo que será para situaciones como que, cuando el príncipe vaya a hablar, las princesitas Disney puedan decir: “déjame hablar a mí”, o para que, cuando Blancanieves te despierte rodeada de enanos, éstos le puedan preguntar: “cuánto estramonio tomaste anoche??”, o para que cuando encuentren a la Bella Durmiente en aquel castillo desmayada por el pinchazo de la aguja digan: “pero qué tipo de taller ilegal es este?? Esta mujer no es china!”. Un detallazo por parte de Disney, que se adapta a los nuevos tiempos (no como las madres del principio, que ven “altos y guapos” a todos los “mozos”, éstas se han quedado ancladas en los gustos de “Amar en tiempos revueltos”).


Tras Disney, viene Hollywood, el Disney de los mayores. Cuánto daño ha hecho Hollywood haciéndonos creer que por estudiar periodismo íbamos a trabajar en una redacción como la de "El Diablo viste de Prada", o por hacernos creer que te vas a montar en un taxi y le vas a decir al taxista "tengo que llegar a este sitio en 2 minutos, que se va el hombre de mi vida!!" te va atravesar Nueva York para llegar in extremis (aquí el taxista te intentaría hacer el lío y en lo que te cuenta su vida y en lo que te lleva por el camino más largo, dalo por imposible),...

Y antes de todo esto está la realidad.

La realidad donde las Cenicientas de hoy en día no hacen ni el huevo en casa, se llevan de lujo con la madre o madrastra, el hada mágica se llama “papá, necesito un vestido, unos zapatos, dinero y un coche, que la carroza de calabaza se me ha quedado obsoleta para ir a la Goa”, lo de las 12 en casa se interpreta como las 12 del mediodía, lo de perder el zapato se llama “llevo unos de repuesto en el bolso porque el tacón que llevo es insoportable para más de 15 minutos, asique hago el paripé de salir divina y a medida que pasa la noche me voy quitando las mejoras”, en caso de perderlo no va a ir el Jonathan de turno que lo encuentre a llevarlo a tu casa, en caso de que vaya, tus padres verán las pintas y ni le abrirán, te enviará un "whatsapp" para decirte que tiene tu zapato, que lo perdiste cuando saliste corriendo porque llegabas tarde, le dirás que no tienes hora y que no llegabas tarde, que corrías porque estabas intentando darle esquinazo por pesado, y tú lo que tendrás será una resaca del copón y una semana más por delante en la que ganarte la vida esperando a que llegue tu príncipe particular, que dista mucho de los de los cuentos, como decía antes, por suerte.

Asique, chicas, agarrarse bien los zapatos, que están muy caros, no vaya a ser que algún pringaó los encuentre y se os plante en casa a llevároslo y os pase alguna desgracia, que entonces ahí estará Disney para verle el lado bueno y haceros un cuento.

3 comentarios:

  1. Waauu, no sabía yo que existiesen tantas versiones de cenicienta, con mutilación de pies incluida!!!! que tétrico por dios jajajaja... Con mi 40 de pie yo me habría tenido que cortar algo más que los dedos y el talón.. ainsss jejeje

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  3. Me encanta tu recopilación. Enhorabuena!
    Estoy intentando encontrar el cuento de Hanchi, la cenicienta hindú, pero sin éxito. ¿Tú sabes cómo podría encontrarlo? Gracias por anticipado. Un saludo!!

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