lunes, 31 de enero de 2011

Desorientación nocturna

Segundo paso tras crear un blog y haber escrito la primera entrada, en la que cuentas dos chorradas y te quedas tan a gusto: continuar con el blog. Continuar con el blog, con tu vida laboral, social, privada y, en el caso de los eternos estudiantes, como yo, con la vida estudiantil. Para no coger pereza y acostumbrarme al bonito hábito de la escritura sin sentido alguno, voy a narrar mi variopinto fin de semana.
Fin de semana, según la Wikipedia,  "son los dos días últimos de la semana (sábado y el domingo) en los que normalmente se descansa y no se trabaja. Algunos trabajan el sábado, pero en España es obligatorio disponer de 1,5 días mínimo de descanso semanal. Para este caso se trabaja sábados alternos o solo sábado por la mañana, cuatro horas". Empezamos mal, El Corte Inglés de Preciados ha creado una "especie" (de la cual formo parte) que no tiene muy claro cúando empieza la semana y que ni siquiera tiene constancia de que dicha semana se acabe alguna vez. Del descanso ni hablamos, porque hay semanas que de esos 1,5 días me falta el 0,5... Pero bueno, no vamos a entrar en temas laborales.
Prosigo entonces. Llegado el viernes (mi 1,0 día de descanso esta semana) por la mañana me dispongo a cerrar gestiones en torno a regalos gratuitos (historia que contaré más adelante, que está demasiado reciente como para hurgar en la herida), salgo de casa con una bolsa llena y vuelvo con la bolsa vacía, vacío compensado por un chute dinerario en la tarjeta. Vacío también el el estómago, haciendo hueco para las típicas legumbres que mi abuela me prepara en mi día libre. Reposo post-lentejas. Y, por fin, cae la noche. Tras una breve espera, en la que me entero de cosas como que hay gente que escucha la Biblia en el mp3, estamos todos. Nos dirigimos a La Cosa Nostra (garito cercano a la Plaza de Santa Ana, muy recomendable para tomarse unos cócteles en un ambiente tranquilo), sitio al que mi rubiales tenía pendiente llevarme desde hace dos años, cuando me decía que me iba a llevar a muchos sitios y yo pensaba: "llévame al huerto, coño!". Por tanto, cóctel, unas fotillos para demostrar que tenemos vida social en las redes, invitación por parte del cumpleañero, vuelta al coche, sablazo en el parking de Sevilla y continuación de la fiesta en casa de un amigo. Tarta de cumpleaños tras los cócteles y, por aquello de que tras lo dulce apetece algo salado, aceitunas, espetec y guarrerías varias. Nos situamos en la 1 de la noche, y da comienzo el juego: "Sí, Señor Oscuro". No es ninguna movida sexual ni nada por el estilo. Es un juego de cartas que, a simple vista puede parecer una frikada, pero con el que te puedas echar unas risas curiosas. Fin del juego, fin de la noche, y "pa las casas" a dormir un par de horitas.
Sábado, ese día en el que, según la Wikipedia, comienza el fin de semana... ¿Por qué tardamos tanto en arreglarnos a veces cuando, con tal de apurar minutos en la cama, una es capaz de arreglarse en poco tiempo e ir monísima de la muerte a trabajar? Pues porque todo tiene su aquel, a lo largo del día esa una se va pareciendo cada vez más a la carroza de la cenicienta, acabando como una calabaza vieja y arrugada (es increíble la buena cara con la que te levantas los días de dormir poco, que te ves estupenda, y lo poco que dura el efecto!)... El sueño, el cansancio y la clientela "sadope" pueden llegar a deteriorar mucho. A pesar de todo, y con dos cojones, dan las 6 de la tarde, sesión de capa y pintura en los baños de las taquillas mientras las de al lado piensan: "por mucho que te pintes, la cara de yonki no te la quita ni Dios", y a proseguir con las celebraciones. Esta vez el destino es un local aclimatado para la situación. Contrasta el cambio de situación, del trabajo al tubo gris que atraviesa Madrid por debajo de la tierra, y del tubo gris a un local abarrotado de humo, música alta y gente medio borracha. Al final una se va animando, más fotos para las redes sociales. Limpieza exprés del local, y vuelta a casa a una hora medianamente decente. La cama me esperaba ansiosa. Pero, dado que la descripción de la Wikipedia acerca del fin de semana nos auguraba mal asunto, no iba a ser tan fácil recuperar las horas de sueño que el "Señor Oscuro" me había robado el viernes. Llamada de mi hermana, que tengo que hacer de portera cuando lleguen. Leves pensamientos pre-sueño sobre quedarme despierta esperando, lo siguiente que recuerdo es la mañana del domingo...
Domingo, día del Señor dicen... del que vive como un señor, será! A lo que vamos, que nadie sufra por mi hermana tras ese lapso de tiempo que no recuerdo. Al parecer a eso de las 3 de la mañana me dieron un toque, les llamé amablemente para comprobar que habían llegado y hasta les abrí la puerta! Por tanto, todo el mundo a salvo, sueño recuperado parcialmente, elevación del tiempo disponible para maquearse, ya que hay peor cara, pero resultados más duraderos y sin necesidad de pasar por las taquillas a media tarde.
Día peculiar, como todos los domingos por el centro, que se llena de gente rara, de la que no se ve el resto de días de la semana. Y, como todo llega a su fin (la semana para algunos, el sueño para otros, etc.), también lo hizo el fin de semana.
Conclusión y evaluación de los tres días:
1) La falta hace ese medio día libre que me descuadra esta semana.
2) La diversidad de planes, situaciones, y personas, y lo bien que me lo he pasado.
3) La capacidad de hacer de un sólo día tu propia semana, y que cuando llegue la noche sea tu propio "finde" particular.
4) La incapacidad de orientarme cuando llega la noche; descubierta cuando, al pasar el viernes a las 12 de la noche con el coche por plena Avenida Complutense, una servidora que cursa séptimo curso de periodismo en la Universidad con mismo nombre que la Avenida, dice con plena convicción: "Por aquí pasamos un día...". (No juzgarme demasiado: Miopía + Nocturnidad + Ser de fuera...)
5) Que son la 1 de la noche, me encuentro en pleno fin de semana particular, y en vez de recuperar sueño me hallo escribiendo un blog.
Feliz nocturnidad.

viernes, 28 de enero de 2011

Se veía venir...

Y he llegado... Tras innumeables días de aburrimiento, de lluvia, de libranza, etc., en los cuales me ha pasado por la cabeza coger ordenador y ponerme a escribir, puedo decir que estamos de estreno.
¿Será que detrás de esta vendedora de ropa para "gorditos", en el fondo, hay de verdad una inquietud periodística (por aquello de estar estudiando algo así...)? ¿Será que cada vez que me meto en Infojobs y hay una oferta en la que piden tener un blog, pienso: "me tengo que hacer uno"? ¿Será que me pasan cosas muy curiosas de vez en cuando y siento la necesidad de contarlas? ¿O será que me aburro mucho...? Sea por la razón que sea, he creado este blog de temática indefinida, de variedades, podríamos decir. Y es que, ¿qué se puede esperar de una persona a la que se le cae un zapato a la vía del metro y se va descalza a su casa? Pues muchas cosas.