viernes, 22 de julio de 2011

Cerramos por vacaciones

Por fin, llegó el clásico de estas fechas. No me refiero al posado de Ana Obregón enseñando el esqueleto (literal, se pone un poco de carne por encima, el bikini, y a posar), ni a la foto de la Familia Real en Marivent continuando, digo, disfrutando, sus vacaciones,… Nada de eso, me refiero a la llamada típica que mi madre recibe todos los años desde hace 5 que trabajo, y que nada mas descolgar el teléfono le anuncian que “estoy de vacaciooneess!!”.

Parece mentira que, tras 5 años, siga manteniendo esa ilusión por 20 días que, comparados a los otros 335 que tiene el año (no, no me he equivocado, 20 días de verano más 10 de invierno…), son una miseria! Y lo peor de todo: que se acaban. Ahí es cuando te acuerdas de esas palabras que hace dos meses te servían de consuelo… “todo pasa”. Pasa lo malo, y lo bueno…

Menudo timo esto de las vacaciones! Te pasas el año esperándolas, un año que se hace eterno, y justo cuando llegan le meten el “forward” (sí, aquello de los casette del rewind y el forward) a nuestra vida y cuando le quieren dar de nuevo al “play” nos encontramos con que te quedan tres días de vacaciones, los cuales dedicas a atormentarte sobre la vuelta al trabajo, por tanto, vacaciones no disfrutadas… ni retribuidas, porque total, los que estamos acostumbrados a estar encerrados todo tipo de días al año, es sacarnos del habitáculo y ponerse a gastar. Asique no nos sale rentable faltar al trabajo. Como diría mi abuela: “para qué vais a ir por ahí a gastar? Quedaros en casa que yo os hago unas tortillas y cenamos aquí”, pues nada, para estos tiempos de crisis podríamos cambiarle el discurso y que diga: “para qué os vais a la playa? Quedaros aquí que yo os echo arena en el balcón y saco el barreño para que os bañéis”.

En fin, retomando el tema, por qué hay un consenso no oficial acerca de las fechas en las que irse de vacaciones? Por mucho que nos dejemos unos días para invierno… todos consideramos vacaciones-vacaciones (si lo dices dos veces adquiere mayor significado, igual que cuando yo sigo que voy a mi casa, pero a mi casa-casa, que eso significa Plasencia), pues eso, que consideramos vacaciones-vacaciones, VACACIONES, las buenas, las de verano. Lo de invierno es un respiro para no acabar matando a nadie a causa del estrés, pero básicamente sirve para desfogar un poquito y hallarte sumido en una depresión a 7 días de haberlas empezado, porque sólo te quedan 3 para volver… Caso aparte son los funcionarios, que como tienen mucho estrés tienen que aumentar proporcionalmente sus días de descanso (un saludo desde aquí a mi hermana, que ella sabe que no es una funcionaria en toda regla y eso se valora). Así llega agosto y atrévete a hacer algún tipo de papeleo, que parece que, en esta ocasión, le han dado directamente al “pause” y ya si eso vuelves en septiembre. Estoy yo pensando… será por eso que en agosto no examinan para el carnet de conducir?? Porque están las ciudades más muertas que un panteón y sería dar muchas facilidades al alumno?? Bueno, eso es otro tema de estudio.

Sin duda alguna, las mejores vacaciones son las del cole. Cuando llegaba ese mes de junio, te daban los PA y NM correspondientes, y te olvidabas hasta bien entrado septiembre. Con los años, directamente te olvidabas cuando para celebrar el fin de curso te ibas de cañas a la plazuela de la Menphis. Y un poco más entrados los años pierdes la cordura, y como en un glorioso segundo de carrera apruebas todo en mayo y hasta octubre no empiezan las clases, decides que 4 meses de vacaciones son suficientemente largos como para aburrirte y sentenciar tu futuro metiéndote a trabajar. Entonces, como lo de los hijos (aunque variando los tiempos), por 4 meses de placer, a día de hoy estoy pagando el pato de un 8º curso de periodismo… Y lo de pagar no es un decir, porque patos no pago, pero asignaturas de tercera matrícula que se creen haber salido de una ingeniería, las que quieras.

Y ahora viene otra que es fina también, lo de las vestimentas (Lucía, ahora sabrás por qué me reía esta tarde)… La cantidad de ropa de baño, camisetas, vestidos, etc. típicos de playa, que al comprarlos decimos: “esto no me lo pongo yo en Madrid, pero para cuando vaya a la playa…”, cantidad totalmente descompensada con los días que realmente vamos a la playa. Y cantidad descompensada también con la ropa que, dentro de esos pocos días que vamos, usamos. Porque al final, con la escusa de que “aquí nadie nos conoce” te plantas el moño, las chanclas, y todo el día en bragas… (esto sí es un decir… que tras confesar que de pequeña era una exhibicionista, esto puede dar lugar a dudas). Asique, de entre los 20 vestiditos que te llevas “por si acaso”, las 50 camisetas, 5 pares de chanclas para, en un afán de ser fashion, combinarlos con los bikinis, y un largo etcétera, el elemento estrella de la maleta es el coletero. Y si no que me lo digan a mi, que cada vez que veo las 1000 fotos de Riviera Maya me abochorno al ver que en la mitad salgo con un moño choni de los de “aquí no nos conoce nadie”.

Y el tema “destino”?? Otra víctima de los contratos sociales… Hay que irse a algún lado, ya no vale con ausentarse del puesto de trabajo sino que, además, tienes que abandonar la ciudad. Y a ver quién se atreve a decir que no va a ningún sitio, que pierde categoría… Vamos, que hay quien se va de cara a la galería. Lo que me recuerda a una historia que no sé quién me la contó y ni siquiera sé si era sobre unos vecinos o ellos mismos (si las fuentes de esta historia me están leyendo, lo siento, no sé quién eres, pero me viene muy bien para rellenar entrada). El caso, que alguien me contaba una vez que unos vecinos se encerraban en casa y no daban señales de vida en una semana, para hacer creer a los demás que se habían ido de vacaciones. Desde aquí un llamamiento a esas personas para decirles que: 1) el color se coge con las persianas subidas, que entre la luz; 2) o tienes una despensa muy grande o los vecinos creerán que has estado en supervivientes; 3) a “la vuelta” de las vacaciones, solicitar el ingreso en la López Ibor con carácter urgente.

Pero bueno, por verle algo bueno a esto de las vacaciones (a ver si lo van a leer mis jefes y me las van a quitar ante tanta queja), he de decir yo, por suerte, las vacaciones que he tenido hasta ahora, han sido muy buenas, variadas, conociendo sitios, y que tengo una casa-casa a la que huir para abandonar Madrid y no tener que encerrarme en plan fotofóbica bañándome en un barreño en el balcón.

Destinos vacacionales que han podido disfrutar de mi presencia que van desde las playas del sur y este del país cuando era pequeña (sí, cuando paseaba mis joyas en la bolsa del Spar), la preciosísima Ribadesella y alrededores, Lanzarote y su particular “costa de la muerte”, Huelva y sus comercios cerrados, Ibiza (en la cual nos están esperando los “dolpin” y el pobre osito de las toallas), Granada y sus calles perrofláuticas que tanto me gustaron, Ámsterdam y su Abraxas (donde creo que también no están esperando…),… Destinos a los cuales este año añado Alicante y Croacia (porque no me podía permitir recular… ;D ), y por supuesto… mi CASA-CASA.
Cuelgo así el cartel “Cerrado por vacaciones”, le doy al forward, y a la vuelta nos leemos, que seguro que traigo historias nuevas. Hasta entonces, como me dijo esta semana una persona… a ser buenos.

miércoles, 6 de julio de 2011

La Chica

Y muy en contra de mis vaticinios sobre mi fin del mundo, todo pasa. Pasó la primavera y llegó el verano… Y con él, el calor, los mosquitos, las rebajas y los recuerdos. Recuerdos de cuando una servidora era joven e inocente… vamos, cuando era chiquitita. No asustarse, no voy a entrar en topicazos parecidos a los de la canción “Acuérdate” de El Canto del Loco, de hecho, yo era una tía peculiar como para poder encasillarme en tópicos. Por tanto, tras echarme unas risas ayer con mi madre acordándome de cosas, he decidido dedicarme a mí misma esta entrada del blog.

En realidad, y a todo esto vino la conversación con mi madre, no me acuerdo de casi nada de cuando era pequeña… pero con su ayudar y leves imágenes que me vienen a la cabeza, he sido capaz de reconstruir las situaciones.

No me acuerdo de mucho, pero si hay algo que tengo grabado en la memoria, y que me limita bastante a la hora de reñir a los niños cuando hacen alguna cosa, es la bronca (o lo que yo creo recordar como bronca) que me echó el camarero de una terraza en Sevilla por levantar la pestaña de una sombrilla y hacer que ésta se cerrase. Por aquellas fechas, iba yo con mi bolsa del Spar (literal) llena de pulseras y pendientes de plástico, que no dudaba en sacar a la mínima parada que se hacía en el camino. Mis padres no ganaban para comprarme todos los bolsitos habidos y por haber  para poder transportar mis “joyas”, pero yo era una niña sencilla, y por muchas pulseras que tuviese, no saltaba la bolsa de plástico ni muerta. Y eso que por aquellos entonces no se cobraban a 5 céntimos como ahora, que si no…

Otro hobby que tenía era andar en pelotas por todos lados… no hay foto de la playa en la que salga vestida, el rastrillo y la pala (probablemente transportado hasta allí en bolsa del Spar…) eran mi único atrezzo… y autoenterrarme en los hoyos que cavaba… así llegaba luego a casa, que me sacaban arena hasta de los ojos. Lo de ser la pionera del destape en la playa es medio lógico, pero avergonzar a la familia saliendo al balcón de casa desnuda era otra historia…

Hablando de familia… típicos eran también mis destrozos sobre las construcciones que mi hermana y mi tía cuidadosamente montaban a lo largo del pasillo. Horas sacando todos los juguetes de los cubos y la caja de Colón (adjunto documento gráfico) para crear mini ciudades (cuando todavía no había especulación con los terrenos), más horas de creación que de juego, ya que, en cuanto soltaban a la fiera, se oía: “mamáaa, coge a Celia, que nos estropea todo!!!”, y cual “Cariño, he agrandado al niño” los Pin y Pon veían llegar gateando a una niña regordeta y con cara de malvada. Era lo último que veían hasta recobrar el conocimiento, cuando entonces volvían a estar metidos en el cubo con un coche a propulsión ,de esos que venían con los Kinder, encima de sus ahuecados peinados. No obstante, mi tía y mi hermana no me odiaban porque también les servía de conejillo de indias para disfrazarme de todo tipo de cosas, maquillarme y “explotarme” sin descansar hasta que no me saliese el paso de un baile de Tina Turner en el que era cogida de los brazos por dos bailarines a sus lados. Suena cruel, pero era hasta divertido… además, a mi hermana le permito yo lo que haga falta tras saber que no me llamo Leonor gracias a ella. Aunque el uso que se le da a mi nombre en casa es básicamente nulo… debido a ser extremeña y ser la menor de las hermanas, pasé a ser “la chica” (chica en el sentido de la pequeña, aclaración para el público externo a la comunidad…).



A pesar de destruir ciudades, no era tan mala con todo el mundo… estaba mi osito Teddy, al cual quería con locura, hasta que se suicidó… en realidad hicieron que pareciese un suicidio, pero yo vi cómo mi padre lo arrojaba al vacío… luego regresó, pero nunca volvería a ser el mismo. Menos mal que no era mi principal ayuda para dormirme, sino que me bastaba con tocarle la oreja a alguien y me hacía el mismo efecto que llegar al minuto 8 de una sesión de Café del Mar.

Por último, el recuerdo que más trastorno me ha causado y por el cual estoy pagando aún las consecuencias (incluso más traumático que la regañina del camarero sevillano), es el de cuando me regalaron el casette con micrófono… en qué momento se les ocurrió a mis padres despertarme el espíritu periodístico-televisivo…?? La verdad es que si me llegan a pillar los del Tomate perseguir a la familia como si fuesen la Pantoja, me hubiesen fichado y me hubiese ahorrado los años de carrera…

Pero bueno, como digo mucho últimamente, todo pasa, y por mucho que en aquella época mi mayor problema fuese que un camarero andaluz me había reñido, cada cosa a su tiempo, tampoco vamos a renegar de lo bien que se vive de mayor. Cambiemos mis pulseras de plástico por una colección más selecta, mi bolsa del Spar por mi monedero de Carolina Herrera, el “mamá! Coge a Celia…!” por “Chica! Cuándo vienes??”, a Teddy y la oreja por… por una cama muy grande para mí solita, y el micrófono esperemos cambiarlo en un futuro por uno de verdad.